ESCUCHANDO VOCES FEMINISTAS: Observaciones sobre No La Típica Feminista
/Hace poco la Academia de Líderes Católicos en Latinoamérica, que ha tomado interés especial en el tema de la participación de la mujer en la vida pública, compartió un texto publicado en un blog llamado NO LA TÍPICA FEMINISTA que se titula: “El feminismo no es solo aborto: Posibilidades de agenda pública para un nuevo feminismo en América Latina”. El artículo discute una propuesta sobre algunos temas de los que el feminismo católico puede apropiarse para lograr un equilibrio entre lo que Fer Barreto, la autora, llama “feminismo hegemónico” y los movimientos provida, ya que considera que ambas corrientes están dejando muchas problemáticas alrededor de las experiencias de ser mujer, por fuera.
La compañera Fer, constantemente hace referencia a un “feminismo de género” y a un “feminismo hegemónico” como refiriéndose al movimiento feminista (no católico), como si fueran movimientos antirreligiosos que hacen daño a las mujeres. En Escuchando a las Mujeres identificamos imprecisiones al utilizar estos dos conceptos y mezclarlos, sin embargo no usaremos este espacio para aclararlos. Para efectos de esta conversación entendemos que la autora al usar los términos “feminismo hegemónico” y/o “feminismo de género” hace referencia al feminismo secular. Queremos generar un debate que esperamos sea sano, sororo, constructivo y de crecimiento para todas nuestras lectoras.
Como feministas seculares de fe católica, varias de las afirmaciones y argumentos que se exponen en este texto nos generan muchas inquietudes e incomodidades, y queremos compartir con ustedes algunas de ellas, contarles lo que pensamos desde nuestro ejercicio feminista, y también abrir este espacio para escuchar lo que ustedes piensan.
Para comenzar, agradecemos y apoyamos la iniciativa de la autora de re-pensar su lugar como mujer dentro de la iglesia católica y de hacer propuestas que nos ayuden a conciliar nuestra fé con nuestra lucha feminista por la igualdad. Igualmente, exaltamos su interés por el feminismo como puente para transformar los discursos religiosos que nos oprimen.
Sin embargo, identificamos inexactitudes frente al feminismo secular y a la propuesta de feminismo católico, que queremos abordar. No pretendemos con esto entrar en polémica con la compañera escritora, sino invitarla a escuchar a otras hermanas feministas para no caer en discursos originados en construcciones sociales que nos desfavorecen a todas. Afirmar que no es la “típica feminista”, por ejemplo, es una reproducción de esas construcciones negativas de las mujeres que luchan por su libertad, incluyendo a las mujeres de la fe cristiana. Creemos en otras formas de conversar y encontrar maneras de liberarnos, que nos incluyan a todas, sin reproducir eso que tanto daño nos hace.
#1: El feminismo quiere derrocar la institución de la familia y la iglesia.
La lucha feminista no quiere derrocar ninguna de las anteriores. Lo que busca es el reconocimiento de las realidades de las mujeres dentro del modelo familiar que la iglesia institucional ha presentado como único, válido y verdadero. Estemos de acuerdo o no, no podemos negar que dentro de dicho modelo la familia impuesta es heterosexual, y en ella, el rol de la mujer ha estado designado al ámbito privado, como madres, esposas y cuidadoras del hogar. Dicha estructura de familia ha puesto a los esposos y compañeros de vida en una posición ventajosa, que les ha permitido desenvolverse en el ámbito público, tomando decisiones en todos los campos y a todos los niveles, que terminan por establecer cómo funciona el mundo desde una perspectiva netamente masculina. Entonces Fer, la lucha feminista no quiere destruir la institución de la familia. Lo que quiere es derrocar las estructuras del sistema patriarcal que permea nuestra iglesia y que definen cómo debe ser esa familia. Por eso, cualquier propuesta seria de participación de las mujeres en la vida pública, naturalmente, va a incomodar y retar estos modelos que nos han silenciado históricamente. El feminismo defiende y propone un concepto mucho más amplio de familia y una iglesia en la que podamos habitar en igualdad de condiciones, con igual presencia, representación y autoridad decisiva tanto en el ámbito público como en el privado, sin ser consideradas sujetas de menor categoría.
#2: El feminismo secular es antirreligioso.
Nos interesa resaltar que la lucha feminista secular no se opone a nuestras prácticas o creencias religiosas. Habemos, en este movimiento, muchas mujeres de identidad católica que válidamente cuestionamos las posturas de la institución que representa nuestra fe. Desde esta postura, nos identificamos con el feminismo secular que hace un análisis de las enseñanzas de la iglesia institucional, que han sido impartidas históricamente desde una mirada patriarcal y que establecen que las mujeres no tenemos cabida en el liderazgo de la vida pública. Así, el feminismo busca cuestionar esos dogmas y resignificarlos para que podamos ejercer nuestra espiritualidad a través de la religión, o como lo decidamos, como sujetas iguales, libres y dignas, pero sin que las instituciones religiosas intervengan en el estado y en las políticas públicas, coartando los derechos de las mujeres.
#3: El feminismo rechaza la maternidad
La lucha feminista no rechaza la maternidad. Por el contrario, defiende que las mujeres seamos madres por decisión y no por obligación. El patriarcado ha construido la maternidad como un rol en el que las mujeres asumimos la mayor parte del cuidado del hogar y la crianza de nuestras hijas e hijos, lo que no solo limita nuestro desarrollo personal, sino que también hace más difícil nuestra participación en la vida pública. No es un secreto que este no es el caso con la paternidad porque las expectativas de cuidado no son las mismas para los hombres. El feminismo cuestiona esas dinámicas, las pone en evidencia, cuestiona que las mujeres y nuestros cuerpos solamente se valoran principalmente desde nuestra capacidad reproductiva, y propone que las mujeres seamos consideradas sujetas políticas, igual que los hombres. El feminismo busca romper con esas construcciones que nos ponen en desventaja, defiende nuestra autonomía, y una maternidad decidida y consciente.
Es por eso mismo que coincidimos con Fer Barreto en que es necesario redefinir las dinámicas y las estructuras socialmente construidas de la maternidad y la paternidad, dentro de los dogmas cristianos y fuera de ellos, para que sean más justas y equitativas.
#4: El feminismo prioriza lo abstracto y legalista, y no propone reformas que tengan en cuenta la vulnerabilidad de las mujeres.
Las feministas hemos hecho propuestas concretas a través de múltiples plataformas tanto académicas, culturales, sociales como políticas, para derrocar el patriarcado, teniendo en cuenta las distintas formas de opresión que sufrimos. Ejemplos concretos hay muchísimos en la historia, de hecho, si no fuera por esas propuestas, no tendríamos la posibilidad de participar en la vida pública y nisiquiera podríamos opinar en este blog, pues posiblemente seguiríamos siendo consideradas animalitos sin capacidad de pensar ni razonar, y no seríamos sujetas de derechos.
Coincidimos con la autora en que es necesario seguir luchando por reformas políticas, laborales y sociales que nos brinden las condiciones para vivir en equidad, como lo decidamos y no como nos lo impone el patriarcado.
Y así, hay otros puntos adicionales en los que podríamos extender nuestras aclaraciones, pero no será este el momento. Nuestra intención es centrar la discusión de forma constructiva en temas que consideramos claves y sobre los que creemos podemos coincidir más orgánicamente.
Queremos retomar el título del artículo que nos inspiró a abrir el diálogo y decirle a Fer, la autora, que tiene razón: el feminismo no es solamente aborto, va mucho más allá. Es un movimiento social y político que busca el reconocimiento de las mujeres como sujetas políticas de derechos en cada aspecto de nuestras vidas. Tiene como objetivo que podamos incidir y decidir tanto en el ámbito público como en el privado para que nuestras experiencias y visiones del mundo también le den forma al funcionamiento de las sociedades que habitamos. El feminismo aboga por nuestra autonomía de decidir, entre muchas otras cosas, si queremos maternar o no; sí queremos constituir una familia o no y con quién o quiénes; qué espacios queremos ocupar en las instituciones religiosas para ejercer nuestra espiritualidad, y qué necesitamos para acceder a condiciones de vida digna, sin que por el hecho de ser mujer o un cuerpo feminizado se nos imponga como hacerlo.
El feminismo quiere que seamos libres y felices sin hacerle daño a nadie y lo ha ido logrando poco a poco. Esa agenda pública feminista no es nueva, es la que venimos defendiendo muchas mujeres desde hace siglos. Serán siempre bienvenidas todas las que quieran sumarse porque sabemos que escuchándonos y juntándonos ¡Siempre seremos más fuertes!
Las invitamos a usar este espacio para compartir sus opiniones.
Como mujeres de fe católica, ¿qué es para ustedes el feminismo?
#escuchandoalasmujeres