FRATELLI TUTTI PERO SIN SANTA CLARA DE ASIS

Por: Kate McElwee

La encíclica del Papa Francisco, Fratteli Tutti, es un manifiesto profundo que llama a la bondad, a separarnos del capitalismo de mercado y a actuar en solidaridad, al mismo tiempo que nos reconocemos y nos recuperamos de una pandemia global. 

A pesar de ello, el controversial título, que es una frase de San Francisco de Asís (Todos Hermanos en español) y el criterio de “fraternidad” que se utiliza como base, proyectan de forma desafortunada una visión androcéntrica sobre el más radical de los textos. 

La traducción en inglés se refiere repetidamente a Hermanos y Hermanas, tal vez en respuesta a los reclamos legítimos que se le han hecho al título. Sin embargo, dejando a un lado la lingüística, ninguna mujer teóloga ni ninguna pensadora fueron citadas en este texto, ni siquiera Santa Clara de Asís, compañera de ministerio de San Francisco. Aunque hay un respaldo a la interseccionalidad y las múltiples opresiones que experimentan las mujeres, la ironía de estas palabras viniendo del líder de una institución patriarcal no es algo que se pueda pasar por alto. 

De modo semejante, la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que “doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos”  (Fratelli Tutti, 23)

Tampoco la igualdad se logra definiendo en abstracto que “todos los seres humanos son iguales”, sino que es el resultado del cultivo consciente y pedagógico de la fraternidad. Los que únicamente son capaces de ser socios crean mundos cerrados. ¿Qué sentido puede tener en este esquema esa persona que no pertenece al círculo de los socios y llega soñando con una vida mejor para sí y para su familia? (Fratelli Tutti, 104)

La “fraternidad” propuesta como un antídoto a la desigualdad no basta para llegar a las raíces de la injusticia de género que mantiene a las mujeres en los pie de página de las encíclicas, por fuera de la posibilidad de tener poder decisorio y excluidas de los ministerios. Podemos celebrar y orar sobre hermosas palabras, pero debemos seguir trabajando hasta que las “proclamaciones abstractas” se conviertan en derechos y rituales concretos al alcance de todas las personas. 

El Papa Francisco hace un llamado a un encuentro genuino que nos permita una comprensión de fondo y la transformación de nuestras relaciones en el mundo. Pedimos lo mismo de él: que camine junto a las mujeres y las personas no binarias que desean tener voz en La Iglesia, que honre sus vocaciones, y que transforme las estructuras que están causando daño a la humanidad.

Como dijo Anna Rowlands en un artículo reciente, “Vivimos en un mundo estructurado por la inequidad de género, y la iglesia tiene que luchar contra ella del mismo modo que el resto del mundo lo hace”.

 

 Por la igualdad, 

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Kate McElwee

Executive Director @OrdainWomen #OrdainWomen

Twitter: @dearmisskate

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